Mi Historia
Me llamo Germán Barrueco Pérez y nací un 6 de Junio de 1980 a las 6:15 de la mañana bajo el signo de Géminis.
La astrología llegó a mi vida de forma causal, como suelen llegar las cosas que, de alguna manera, siempre han estado ahí.
Me encontraba en un momento de la vida donde había dejado de hacer muchas cosas y me daba cuenta de que algo no iba bien.
Después de revisar mi carta la conclusión del astrólogo fue demoledora: te estás apagando.
Y entonces lo entendí. Me había apartado de todo aquello que me nutría y me alimentaba. Música, amigos, naturaleza... y algo en mi me estaba diciendo que necesitaba ese alimento.
A partir de ahí, la curiosidad fue creciendo y durante años la astrología pasó a formar parte de mi día a día convirtiéndose en un eterno mapa para descifrarme, entenderme y acompañarme en el camino.


Mi Visión Astrológica
La astrología nos ofrece un sin fin de información útil para nuestra experiencia de vida. Durante la lectura de carta natal ponemos en palabras aspectos, vivencias y emociones que de alguna manera ya sentimos en nuestro día a día. Cuando esto sucede, algo en nosotros se calma, porque de repente todo tiene un sentido y de alguna manera nos permite ver con mayor claridad. Este trabajo tiene una parte intelectual donde nuestra mente conecta información y vivencias.
Por otro lado, el ser humano se ha convertido en un intelectual donde todo pasa por un entendimiento de las dinámicas de nuestra vida. Ahí es donde entra la mágia de las constelaciones familiares ya que a través de la representación, presenciamos como unos desconocidos se meten en nuestra piel y simplemente sienten y expresan, la mente queda al margen de todo esto. No se puede hacer bien o mal, las cosas simplemente son. Y desde ese punto de honestidad y exposición, las situaciones se mueven, los bloqueos se apartan, las cargas se dejan ir y sucedee lo inexplicable.
Para mi ahí reside el equilibrio entre lo mental y lo emocional. En ese equilibrio es donde lo espiritual alcanza su punto de expresión, donde la teoría y la práctica cobran un sentido y de manera libre alineamos pensamiento, sentimiento y acción. Encontramos la coherencia.