De la misma forma que los astros condicionan nuestra experiencia de vida en un aspecto más amplio, en el sistema familiar encontramos las bases de gran parte de nuestros patrones, estructuras de pensamiento y gestión emocional.

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“Somos el todo dentro de cada una de las partes”

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Esta frase nos habla de una pertenencia a algo más grande: Un sistema familiar, un país, una cultura, etc y a la vez nos recuerda que de alguna manera, estamos formados por un sin fin de matices que conviven dentro de cada uno de nosotros. Los problemas vienen cuando las piezas de nuestro puzzle empiezan a no encajar y nos comenzamos a hacer preguntas o a buscar culpables.

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Sea como sea, está claro que la vida quiere contarnos algo y su forma de expresarse es a través de experiencias y relaciones. El matiz de “bueno” o “malo” dependerá de nuestra perspectiva y lo que es seguro es que siempre hay un aprendizaje oculto para nosotros. Lo inaceptable, lo juzgado, lo excluido volverá a expresarse en nuestras vida hasta que encontremos la forma de aceptar, poner paz y reunir lo que una vez estuvo unido.

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Las constelaciones familiares se nos presentan como una herramienta con la que identificar y visualizar las piezas que ya no encajan en nosotros aceptando la responsabilidad de los patrones que hemos seguido y reconociendo que todo ha sido perfecto para nuestro aprendizaje.